En mi último viaje a Londres y paseando por Borough Market quedé fascinado por un pan con tomates secos y cebollas moradas. Fue un flechazo en toda regla y me vi casi obligada a comprarlo. Rememorando fotos este fin de semana me topé con ésa imagen y no podía quedarme de brazos cruzados. Me puse a preparar mi propio pan con un sabor quee recordara a la Provenza, a las campiñas italiana y francesas. Lo conseguí, para qué os voy a engañar. A veces las cosas no salen bien pero con buenos productos el batacazo será menor.
Soy de hacer mis propias conservas y aunque aún no me he lanzado con el atún, sí que lo he hecho con el queso y los tomates secos. En septiembre rellené varios tarros de tomates en aceite de romero, ajo y tomillo. No hay gran secreto en la receta salvo que utilices un buen aceite de oliva virgen. A medida que vas usando tus tomates, el aceite lo puedes utilizar para aromatizar ensaladas, pasta, carnes o pescados y, por supuesto, pan.

Este pan de tomates secos, desprende aroma y sabor por igual. Es de esos panes que con no necesitan más que aceite y sal. Lo que le pongas de más incluso llega a sobrar para poder captar todos los matices.

Os dejo la receta de este pan de tomates secos:

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Ingredientes
340 ml de agua templada
1/2 sobre de levadura
20 gr de sal
10 gr de miel
400 gr harina de trigo de panadero
200 gr harina de centeno
40 gr de aceite de oliva virgen
6 tomates secos

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Preparación

Mezclamos el agua con la harina y la miel.
Sin remover, dejamos que el agua hidrate la harina durante 30 minutos. Así conseguiremos el proceso llamado autólisis que nos facilitará el proceso de amasado.
Transcurrido ese tiempo añadimos la levadura y el aceite y amasamos. Si lo hacéis a mano, alternar 5 minutos de amasado con 15 de reposo y para evitar que se os pegue la masa ayudaros con aceite de oliva. Veréis que a la tercera vez que lo hagáis la masa ya se trabaja con facilidad.
Es el momento de añadir la sal y mezclarla bien. El mejor mezclador con bol
Al contener tan poca levadura, el pan necesitará más tiempo de levado pero tendrá más sabor.
En un bol pincelado de aceite dejamos reposar la masa, tapada con un paño, hasta que doble su tamaño. Pasado ese tiempo, volvemos a amasar y añadimos los tomates secos, bien sean enteros o picados. Dependerá de vuestros gustos. Yo los dejé enteros.
Formamos una bola y dejamos levar hasta doblar su tamaño en un bol enharinado.
Cuando la masa esté a punto de finalizar el levado, calentamos el horno a 250º. En mi caso utilizo la piedra de hornear pero lo podéis hacer sobre una bandeja. Cuando vayamos a introducir el pan pulverizamos con agua las paredes del horno para crear vapor y depositamos el pan al que habremos hecho un corte longitudinal.
Horneamos durante 10 minutos a 250º y bajamos la temperatura a 200º (sin ventilador) durante 40 minutos más. Si véis que se dora demasiado, cubrid con papel de plata el pan.
Así conseguiréis una corteza crujiente y una miga esponjosa.
El tiempo de levado dependerá de la temperatura de vuestra cocina pero en mi caso empecé a prepararlo a las 12 de la mañana y lo horneé a las 7 de la tarde.